«¿Y si pudieras pedirlo por teléfono?»
Esa es la pregunta que se hicieron Travis Kalanick y Garrett Camp una noche gélida en París. Habían llegado desde Estados Unidos para un congreso sobre tecnología y llevaban mucho rato viviendo una experiencia desagradable que a todos nos resulta familiar: esperar un taxi que no sabían cuándo iba a llegar, si es que iba a llegar. Esa pregunta tan simple que se hicieron esa noche, surgida de la incertidumbre y la frustración, los conduciría a la creación de Uber, que es la aplicación para pedir un taxi a la que recurren por defecto más de cien millones de personas al mes en seiscientas ciudades y 65 países.
Del libro: Diario de un CEO
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