La labor de los directivos no es elaborar planes y estrategias sino construir una organización que sea capaz de engendrar ideas que merezcan la pena.

Generar entornos de crecimiento, de productividad, de desarrollo. Hacer de los equipos seres vivos capaces de superar el objetivo para el que fueron creados.

No tengas miedo a que otros brillen, su brillo multiplica el tuyo, pues hacer que otros brillen es aún más difícil que conseguir el éxito personal.

Libro: El camino de la transformación