Hoy son más frecuentes los avances en velocidad que en contenido. Llegamos antes, aunque no está claro que mejor, ni siquiera que atinemos en el destino adecuado. Tenemos acceso a más información, que no necesariamente equivale a comprendernos mejor a nosotros mismos y al mundo circundante. Podemos medir casi todo, aunque dudamos de nuestra autentica dimensión. Controlamos datos, no así las emociones. Desarrollamos ciencias exactas y olvidamos que las personas no responden a tal calificativo. Abusamos de reloj y olvidamos la brújula.

Del libro: Comunica o no ser

El eterno dilema entre ser o parecer | Revista Decisión de Empresario