Creo que nos estamos alejando de una sociedad de credenciales para acercarnos a otra basada en el mérito.
Un título universitario, por ejemplo, es una credencial con muy poco sentido. Nos dice que alguien tiene un cierto grado de perseverancia y consiguió acabar los estudios. No los dice mucho más. Lograr un título universitario, por sí mismo, no es señal de inteligencia. Podría significar que alguien es listo, o, meramente, que averiguó como aprobar un examen y luego, después de acumular montones de buenas notas, olvidó todo lo que había aprendido.
A lo largo de los años he descubierto que muchos de los mejores creativos no tenían un título universitario. Steve Jobs dejó los estudios, igual que Steve Wozniak. Lo mismo hicieron Bill Gates, de Microsoft; David Geffen, de Dream Works Solutions; Mark Zuckemberg, de Facebook; Coco Channel , la diseñadora de alta costura; William Hanna , productor de dibujos animados, y un sinnúmero de otros.
No que estoy recomendando que se evite la universidad. La universidad pueden ser una experiencia maravillosa, tanto para la educación como para la socialización. Lo que recomiendo es que las empresas dejen de usar un título universitario como condición absoluta y excluyente para conseguir un empleo. Insistir en que todos los candidatos a un puesto de trabajo tengan un título universitario es una tontería. Muchas personas creativas tienen dificultades para soportar el intenso trabajo, con frecuencia aquello que exige la obtención de un título.
Del libro: Encontrar al nuevo Steve Jobs
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