

Pensando en equipo directivo
Aquellos que deliberan exhaustivamente antes de dar un paso se pasan la vida sobre una única pierna. Anthony De Mello.
En estrategia , una palabra muy importante es «NO», decidir qué no quiere hacer la empresa.
Del libro: Las decisiones estratégicas
Charles Schwab tenía un jefe de fabrica cuyo personal no producía su cuota de trabajo.
¿cómo es – preguntó Schwab- que un hombre de su capacidad no consigue que esta planta rinda lo que debe?
-No sé -respondió el hombre-. He pedido a los obreros que trabajen más; les he dado el ejemplo; los he regañado; los he amenazado con el despido. Pero nada funciona, No producen
y nada más.
La conversación tuvo lugar al final del día; poco antes de que entrara a trabajar el turno de noche.
-Deme un trozo de tiza -dijo Schwab. Y luego, volviéndose al obrero que estaba más cerca ¿Cuántas cargas de horno ha hecho su turno hoy?
Sin decir palabra, Schwab trazó un gran número seis en el suelo y se alejó.
Cuando entró el turno de noche los obreros vieron el seis y preguntaron qué significaba aquello.
El gran jede estuvo aquí hoy–dijeron los obreros del turno de día. Nos preguntó cuántas cargas habíamos hecho y le dijimos que seis. Lo escribió en el suelo y se marchó.
A la mañana siguiente volvió Schwab al taller. El turno de la noche había borrado el seis y escrito un siete.
Cuando los obreros del tumo de día entraron a trabajar vieron un enorme «7›› escrito en el suelo. Así que los de la noche se creían que eran mejores, ¿eh? Bueno, pues le iban a enseñar un par de cosas. Se pusieron a la tarea con entusiasmo y cuando se marcharon aquella noche dejaron en el piso un enorme y jactancioso «10››. Las cosas iban para arriba.
A poco, este taller, que se había quedado atrás en producción, rendía más que cualquier otro de la fábrica.
¿Cuál es el principio?
Dejemos que Charles Schwab nos lo diga. «La forma de conseguir que se hagan las cosas -dice Schwab- es estimular la competencia. No hablo del estímulo sórdido, monetario, sino del deseo de superarse.»
Del libro: Cómo ganar amigos e influir sobre los demás
¿Qué te hace creer que tengo problemas?
El hecho de que el gobernante que no tenga problemas no merece ocupar el lugar que ocupa dado que sus súbditos los tienen a miles y el primer deber de un gobernante es hacerlos suyos y tratar de resolverlos.
Del Libro: Saud El leopardo
Lo que nos ha traído hasta aquí podría no llevarnos hasta allí.
Del libro; Lidertarios
La gestión sin liderazgo genera estancamiento. ¿Es eso malo? No, si mi entorno está estancado. Pero ya quedan pocos espacios o nichos donde se esté protegido del cambio. A menos que queramos quedarnos estancados, debemos inyectar un activador del liderazgo en cada persona que integra la organización. Recuerdo que cuando estaba impartiendo estos conceptos en una empresa, se me acercó el director de recursos humanos y me compartió la siguiente reflexión: «Me doy cuenta de que formamos en liderazgo a quienes empiezan a dirigir personas. Pero por lo que veo, debemos empezara formar en liderazgo a cada becario y nuevo empleado que entra en la empresa». Un diez para este director de recursos humanos.
El liderazgo sin gestión genera caos. Por ello, ambos son necesarios. Sin embargo, si me permites unas palabras provocadoras, el origen de la mayoría de las empresas estaba impregnado de cierto caos, fruto de las ganas, las ideas que se querían llevar a cabo, la ausencia de procedimientos y protocolos. Y poco a poco, se fueron implantando y con ello se fue “asesinando” esa fuerza inicial del liderazgo que existía.
Del libro: Cambiemos las organizaciones
Normalmente, el gestor de personas es confundido con el líder, pues la gente tiene tendencia a asociarlo a alguien a quien la gente sigue, que sabe inspirar y motivar. Pero el liderazgo no tiene nada que ver con esto. Su fin no es ése, aunque puede hacer uso de ello. Expliquémoslo recurriendo a figuras históricas. ¿Qué tienen en común Gandhi, Martin Luther King, Hitler, Steve Jobs, Elon Musk o Richard Branson? ¿Que eran buenos gestores o más bien que impulsaron cambios? Es aquí cuando empezamos a hablar de liderazgo.
Entiendo que ser líder supone impulsar cambios. Mover a la gente de A a B para mejorar, no se trata de hacer muy bien A. Si no, estamos hablando de un gestor. Los gestores hacen que las cosas funcionen, mientras que los líderes hacen que las cosas evolucionen.
Del libro: Cambiemos las organizaciones.
Como ya he comentado antes, me gustan las analogías con el mundo del fútbol. La vida está llena de circunstancias, no todas agradables, y muchas de ellas inciertas y complejas. Me gusta pensar que la vida va a seguir regalándonos lo mismo, por lo que no se trata de evitar todas estas circunstancias, sino que va de sentirte cómodo con ellas. Va de apetecerte afrontarlas.
Son situaciones que hay que encarar porque son la vida misma. En el mundo el fútbol, insisto, va de querer el balón, si no, no te dediques al fútbol. El balón puede darte la gloria o la mayor de las decepciones. La empresa, como la vida, va de querer el balón. No va de evadirte del juego, va de pedir el balón, y entonces ganar confianza jugando ese balón, o, lo que es lo mismo, ganar confianza con las situaciones que la vida o tú mismo te pones delante. La vida empresarial va de lo mismo: afrontar situaciones difíciles para resolverlas. Cuántas
más resuelva, más confianza tendré, y entonces afrontaré el futuro con mucha más holgura.
Del libro: Enamorarse del futuro.
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