En este punto hemos encontrado a su equipo muy escorado
hacia las capacidades de presente: optimización, benchmarking, control de gestión,
gestión de la estructura, formación etc. Por el contrario, detectamos muchas
deficiencias en capacidades de futuro: co-creación, interpretación de
tendencias emergentes, visualización de posibles escenarios competitivos, la
capacidad de imaginar en grupo, desarrollo de personas….
Es cierto que el día a día nos lleva a desarrollar de
forma natural las capacidades de presente, y no disponer de ellas supone
fracasar en el mundo competitivo en el que nos encontramos.
Pero no es menos cierto que necesitamos capacidades de
futuro que nos permitan encontrar nuevas zonas para competir, menos
concurridas, incluso que nos brinden un monopolio temporal. Ahí es donde están
los márgenes. ¿Ha pensado alguna vez la estructura de ingresos que tendrá su cuenta
de resultados dentro de 10 o 15 años? ¿Cuánto se parece la actual a la que
tenía hace
10 o 15 años? ¿Qué hizo para que hoy pueda disfrutar de
su estructura de ingresos?
Las capacidades de futuro tienen una dificultad añadida:
el gran dictador, el “Sr. día a
día» no las requiere, no nos obliga y somos nosotros los que tenemos que
desarrollarlas dedicando tiempo a algo que no es para mañana. ¡Qué difícil con
la presión del trimestre!
Los equipos que no disponen de capacidades de futuro
tienden a sentir una emoción, en mayor o menor grado, de resignación; esto es
lo que hay. Por el contrario, aquellos que tienen sólidas capacidades de futuro
tienden a sentir una emoción de ambición, ya que ante cualquier adversidad ,
saben poner en marcha las capacidades para burlar el destino.
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