Pensando en equipo directivo

EL SENECA 22

LOS CARRITOS DE LOS SUPERMECARDOS

Sylvan Goldman era el dueño de la cadena de supermercados Piggly Wiggly en Oklahoma City, y le iba muy bien. Pero la cantidad de artículos que podía vender a sus clientes estaba limitada por la fortaleza de los músculos de sus brazos y por el dolor de sus dedos.

Reflexionó sobre el problema, que era que los clientes «manifestaban la tendencia a dejar de comprar cuando las cestas estaban muy llenas o pesaban mucho».

Con la ayuda de un carpintero y un operario de mantenimiento, le puso ruedas a las patas de una silla plegable y colocó una cesta en el asiento; aquel invento tan poco atractivo fue el prototipo del primer carrito de la compra.

Pero la idea no arraigó; los compradores no querían usar carritos. A los hombres les parecía que era indicativo de que eran demasiado débiles como para llevar sus propias compras, y las madres (de la época) sentían que ya habían empujado suficientes carritos en su vida.

Los carritos de Goldman tenían mucho sentido, pero eso no bastaba.

Así que pensó «sí, y…» y dio unos pasos adicionales.

Contrató a ayudantes que ofreciesen carritos a los compradores, y a modelos que se paseaban por sus tiendas demostrando mediante el ejemplo cómo podían tomarse su tiempo, reunir una gran cantidad de artículos y hacerlo sin ponerse a sudar ni lesionarse los bíceps.

Al final la idea caló, los supermercados se rediseñaron para permitir la compra con carrito y Goldman pudo percibir un canon por cada carrito plegable vendido.

Goldman había sacado a la superficie su caballo blanco. Y fue un paso más allá e hizo realidad su idea. Pero eso no bastaba. Fue necesario tener más buenas ideas para que la primera tuviera éxito.

Y eso es lo que hizo falta: una idea sobre otra, pensar en grande sobre pensar en grande, para meter en el mundo su Gran Idea, que al final no sólo le convertiría en multimillonario, sino que sería uno de esos inventos que pasan un tanto desapercibidos, pero cambian el mundo.

Del libro El pequeño libro para pensar en grande de Richard Newton

7 comentarios

  1. María

    Esta claro, que no basta con lanzar un producto y echarse a dormir.
    Hay que estar en continua evolución, en continua mejora, en continuo cambio.

    Las ideas, además de ser buenas, hay que perfeccionarlas y hay que conseguir venderlas.

  2. jonangu

    Pensar siempre en ayudar al cliente, mejorándole su vida. Cuando tu idea es buena, se contante, trabaja en ella y hazla funcionar. No desistas.
    Es tan inportante tener una idea como desarrollarla y ser capaz de llevarla a la práctica.
    Crea la necesidad en el mercado y hazte multimillonario 🙂

  3. Maite

    Como esta semana he acudido a una jornada de ‘design thinking’ y lo tengo muy reciente, este articulo me recuerda al primer paso a seguir dentro del proceso del ‘design thinking’: empatizar con el cliente para innovar. Ponerse en su lugar y ver como podemos solucionar el problema, en este caso el exceso de peso de la compra. Otro punto muy interesante es que para innovar hay que enamorarse del problema y no de la solucion que encontremos. De esta forma conseguiremos que la solucion inicial evolucione.

  4. Edu

    Es tan importante el tener una buena idea como el saber venderla. Si realmente estamos convencidos de que nuestra idea es buena, debemos poner nuestro empeño en que el resto del mundo, los clientes potenciales, la conozcan.
    Por otra parte, si crees en tu proyecto o idea, no te des por vencido a las primeras de cambio. Experimenta, cambia, re-formula, pregunta…, lo que sea para que no caiga en saco roto. Pelea por tus sueños.

  5. jajona

    Es importante ir más allá del producto en si y tener en cuenta la interacción con el cliente (entorno), para darle un valor añadido. Si tienes una buena idea hay que apostar por ella hasta el final, poniendo los medios necesarios. Importante conocer las necesidades del cliente, para aportar algo diferente que la competencia no le ofrece.

  6. javierollo

    A pesar de que te vaya bien, siempre hay que estar pensando en cómo mejorar. En este caso, a Goldman le iba bien, y aparentemente no tenía necesidad de cambiar nada, pero lo hizo, y le fue aún mejor.
    Y la idea de mejorar siempre debe estar ligada al beneficio que le supone al cliente, es decir «orientación al cliente».

  7. jonurtizberea

    Este Séneca me trae a la cabeza dos conceptos muy importantes en la vida del emprendedor:

    Uno de ellos es la resiliencia, o la capacidad para que tiene una persona de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento.

    El otro concepto es el lean start up, que básicamente es una manera de abordar el lanzamiento de un nuevo producto mediante el aprendizaje validado. Muy resumidamente se trata en salir al mercado con un producto comercializable, aunque no sea el óptimo, para tener un feedback del cliente lo antes posible y, mediante un proceso iterativo y estructurado, ir optimizándolo. Muchas start ups fracasan porque antes de salir al mercado invierten mucho tiempo y recursos en el desarrollo de una solución apoyándose en hipótesis de mercado no validadas y cuando se enfrentan a la realidad se dan cuenta que su percepción de valor no es la misma que la del mercado.

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