La gestión sin liderazgo genera estancamiento. ¿Es eso malo? No, si mi entorno está estancado. Pero ya quedan pocos espacios o nichos donde se esté protegido del cambio. A menos que queramos quedarnos estancados, debemos inyectar un activador del liderazgo en cada persona que integra la organización. Recuerdo que cuando estaba impartiendo estos conceptos en una empresa, se me acercó el director de recursos humanos y me compartió la siguiente reflexión: «Me doy cuenta de que formamos en liderazgo a quienes empiezan a dirigir personas. Pero por lo que veo, debemos empezara formar en liderazgo a cada becario y nuevo empleado que entra en la empresa». Un diez para este director de recursos humanos.

El liderazgo sin gestión genera caos. Por ello, ambos son necesarios. Sin embargo, si me permites unas palabras provocadoras, el origen de la mayoría de las empresas estaba impregnado de cierto caos, fruto de las ganas, las ideas que se querían llevar a cabo, la ausencia de procedimientos y protocolos. Y poco a poco, se fueron implantando y con ello se fue “asesinando” esa fuerza inicial del liderazgo que existía.

Del libro: Cambiemos las organizaciones