Necesitamos líderes que piensen, no líderes que sospechemos que piensan. Sin
pensamiento sólido y sin pensamiento creativo nos atrapará la mediocridad que siempre Nos persigue. Pensar requiere entrenar y escribir. Sin líderes capaces de pensar es muy difícil transformar certeramente nuestras organizaciones y escapar al autoengaño respecto del cambio. Sin profesionales capaces de pensar en grande las empresas se ahogan en su propio perímetro. Cuanto más aceleradamente cambia el contexto profesional y corporativo en el que nos movemos, más necesario es saber pensar, reaprender a pensar.
Pensar es la trastienda del management. Pensar no es compilar ideas de otros, es
construir criterio, discernir sobre opciones, analizar contextos, ser arquitecto de
conceptos, priorizar, elaborar la propia agenda. Pensar no es hacer benchmark; el
benchmarking hay que hacerlo después de pensar, no antes. Se piensa solo, se razona en equipo. Las reuniones son buenas si se ha pensado antes, no son un lugar eficiente para pensar, lo son para contrastar, pero no para pensar. Si no escribimos, no sabemos lo que pensamos. Elaborar síntesis de calidad nos aleja de la mediocridad del pensamiento. Aunque algunos insistan en ello, es muy difícil liderar sin pensar. Es muy difícil la autenticidad sin pensar. Es imposible huir de la mediocridad sin pensar.
Del libro: Esquivar la mediocridad
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