Conocí a un caballero que ha tenido muchísimo éxito en el negocio del capital de inversión. después de oír una de miss conferencias, cogió un avión para cenar conmigo.
¿Qué te hace sentir bien en la vida?- le pregunté.
Aunque soy bastante famoso por las donaciones que hago a la Universidad donde estudié, de lo que me siento más orgulloso es de mi programa de becas deportivas para minorías.
¿A cuántas personas ayudas cada año con ese programa? le dije.
A unas seis u ocho.
¿Cuántos empleados trabajan en tus empresas?
Unos cien mil.
¿ Me estás diciendo que te sientes orgulloso de ayudar a seis u ocho personas ajenas a la empresa pero que las cien mil personas que trabajan para ti todos los días, cuyas vidas y estado de ánimo dependen del modo en que se les trata a diario, son solo medios para hacerte rico?
En un primer momento no supo qué responderme. Al final de la conversación, que se extendió durante más de 3 horas, me dijo:
Ahora lo entiendo. Creía que estaba trabajando para poder hacer cosas buenas. Tú haces cosas buenas mientras trabajas.
Del libro: Todo el mundo es importante
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