Los valores de la empresa y/o su objetivo común tienen que ser inequivocos. Tienen que repetirse una y otra vez. Tienen que ser protegidos. Tienen que formar parte de los criterios por los que se juzgue a cada persona. Tienen que incluirse en el proceso de selección. Tienen que ser centrales, estar presentes y llevarse a la practica. Nunca se pueden delegar, de la misma forma que no se pude delegar la confianza.
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