Recien designado consejero delegado de Kimberly Clark, Darwin Smith fue llevado aparte por un director que le recordó que le faltaba calificación para el puesto, pues, aunque había sido consejero, nunca había dirigido una gran división de negocio. Preguntado posteriormente cómo se convirtió en el revulsivo que hizo triunfar sostenidamente en bolsa a la compañía, Smith respondió: “Nunca paré de intentar cualificarme para el puesto”.
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