Quizás no lo sepas, pero el edificio de la Ópera de Sídney, tan popular e icónico, que atrae a millones de turistas cada año y ha aparecido en decenas de películas debido a la belleza de su estructura, fue un completo desastre en términos de proyecto.
Se estimó que la obra se completaría en cuatro años y tendría un coste de siete millones de dólares australianos. ¿Adivina cuánto tiempo llevó la construcción y cuánto costó? Llevó un total de catorce años y tuvo un coste final de ciento dos millones de dólares australianos, casi quince veces más de lo estimado.
Este ejemplo se replica a lo largo y ancho del planeta. En España son innumerables los ejemplos de este tipo de desviación, aunque, analizando los niveles de corrupción de nuestros líderes políticos en las últimas décadas, no sé si la razón de esas desviaciones presupuestarias se corresponde tanto con un exceso de confianza a la hora de presupuestar como con la intención de inflar los presupuestos para cobrar comisiones, por lo que nos quedaremos con el ejemplo de Sídney por ahora.
Del Libro: Liderazgo imperfecto
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