Cuentan que cuando Khrushchev en 1964 dejó de ser el Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, escribió dos cartas y una nota. La nota era para su sucesor, Leonidas Brezhnev y decía: “A mi sucesor: Cuando en el futuro se encuentre en una situación desesperada para la que no encuentre solución, abra la primera carta y haga lo que en ella le digo. Si más adelante se encuentra de nuevo en una situación delicada, sin escapatoria, abra la segunda carta.” Total, que Brezhnev se encontró una situación chunga y recordó las cartas. Entonces abrió la primera: “Écheme las culpas de todo” Así lo hizo Brezhnev. Culpó a Khrushchev de los problemas y todo pasó sin más. Sin embargo, unos meses después, Brezhnev se encontró con otro problema para el que no encontraba escapatoria. Recordó la segunda carta, la abrió y decía: “Redacte dos cartas iguales a las que te dejé.”
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