Imaginaros un hombre de 45 años, muy feo. Y que lleva 45 años virgen. «Emilio, me gustaría encontrar pareja. ¿Qué debo hacer?». Lo primero que debes hacer es ser realista. Si llevas 45 años virgen, es seguro que eres feo, es seguro que tus técnicas de caza no van, es seguro que eres hortera, es seguro que no eres un tío divertido, y no sigo para no hundir a nadie.

La gente niega la realidad. Un tío está de conserje y dice «estoy de conserje porque soy el único de la empresa que habló claro». Seguro que tenemos a Einstein en la puerta de conserje porque el director está acojonado de lo que sabe.

Tienes un comercio que vende 20 veces menos que el de al lado, pero el que sabe hacerlo bien eres tú. Hay que ser realista.

Una vez que has sido realista (soy feo, no sé cazar, etc.), ¿el segundo paso cuál es? Si haces lo de siempre, pasará lo de siempre. Si quieres cagar zanahorias tienes que comer zanahorias. Si quieres cagar cebollas, ¿qué tienes que hacer?:

  1. Rezar (no funciona).
  2. Comer cebollas (si funciona)

Hay gente que no entiende que si haces lo de siempre pasa lo de siempre. Entonces el segundo paso es hacer cosas distintas.

Hay gente que en esta situación aconseja «no te preocupes, aparecerá en tu vida cuando menos te lo esperes. Vendrá el tren, tendrás una oportunidad». No es verdad. Te tienes que preguntar cómo quieres que vaya, qué es lo que quieres. Por ejemplo, te gustan las chicas negritas; pues ¿qué haces? Estudias keniata, en vez de inglés, y te vas a Kenia en verano, y con eso aumentan tus probabilidades de éxito, es un plan de marketing. Una vez que sabes lo que te gusta, te vas al territorio de caza. Saber el tipo de chicas, a qué sitios van, e ir allí.

Pero antes de atacar a ninguna chica, está el tercer paso. Si llevas 45 años virgen, no insistas, lo haces mal. Lo que tienes que hacer es analizar al que más liga de todos. Y le copias. Estás seis meses copiando a la bestia, todo lo que hace y cómo se viste, hasta que te haces un clon de la bestia.

Si no haces esto, será peor. Si coges a un burro, que por genética no puede saltar más de medio metro, no le motives a que salte un metro como un caballo. No le motives.

Es como esas personas que te dicen: «No te preocupes que yo me encargo». ¿Cómo no me voy a preocupar? Me preocupo justo porque te encargas tú.

Al final, con las técnicas de la bestia, en el sitio donde están las chicas que te gustan y a la hora en que están, tus probabilidades de éxito aumentarán y muy probablemente conseguirás tu objetivo.

La gente te puede decir «en este momento, yo no voy a cambiar; yo quiero que me quieran como soy». Como eres, llevas 45 años virgen. ¿No te parece que es tiempo de cambiar?

Del libro: Cuando decides mejorar