En 1912, durante su visita a un matadero de Chicago, un curioso Henry Ford observaba a los empleados cortar la carne. Las reses en canal avanzaban suspendidas en un monorraíl. Cuando los trabajadores terminaban su tarea, las empujaban hacia el siguiente puesto. Una vez finalizada la visita, el guía le pregunto,” Bien, señor, ¿qué le parece? Ford se volvió hacia el guía y le dijo:” gracias, hijo, creo que me has dado una idea muy buena”. Menos de seis meses después, la primera cadena de montaje del mundo empezó a producir mucho más en la planta Ford de Highland Park.
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